Pero en cambio la familia está llorando el triple homicidio de Brown Johnson (65), su hija Gordon (47) y su hijastra discapacitada Patrice Johnson (26). Las tres fueron halladas muertas con heridas de arma blanca el viernes y al día siguiente su nieto Jabari Burrell de 22 años fue detenido en Virginia como sospechoso del violento crimen. Aunque no ha sido acusado formalmente, la policía dice que él mismo confesó los asesinatos.

Aún se desconoce el motivo del triple crimen, dijo el jefe de detectives de la policía de Nueva York, James Essig. Una trabajadora de atención médica domiciliaria encontró los tres cuerpos, todos con múltiples heridas en la cabeza y el cuello, dijo la policía. La abuela Brown Johnson también había sido apuñalada por la espalda.

La trabajadora venía a ayudar con el cuidado de Johnson, quien estaba postrada en cama y discapacitada. La policía dijo que las víctimas fueron asesinadas temprano el viernes mientras dormían en dos habitaciones y que Gordon había llegado a casa tras cumplir una jornada nocturna en el cercano aeropuerto JFK. Los detectives recuperaron un cuchillo de cocina en un baño de la casa.

El joven sospechoso fue arrestado cubierto de sangre al costado de la Interestatal 95 en Virginia después de que el automóvil de su abuela con el que huyó se quedara sin gasolina, dijeron las autoridades.

La policía estatal de Virginia lo detuvo y Burrell confesó el triple homicidio después de renunciar a sus derechos de extradición, afirmó una fuente policial. Burrell vivía en la casa del vecindario Springfield Garden con su abuela.

Los familiares lo describieron como no violento y el favorito de Brown Johnson entre sus ocho nietos. Por eso dijeron que la idea de que Burrell cometió el triple crimen fue especialmente impactante dada la estrecha relación que tenía con su abuela. En la casa hay aún fotos familiares del sospechoso que confirman ese nexo cercano. “El Jabari que hizo eso, ese no es el Jabari que conozco”, dijo su prima Kimone Meghoo al Daily News. “Él no es una persona violenta”.

Al momento del crimen, el refrigerador en la cocina de Brown Johnson estaba lleno de comida para la gran reunión del jueves, dijo su desconsolado hijo Robert. “Esto no es normal… No hay palabras”. Según él, ha habido pocas disputas familiares a lo largo de los años.

Pero en mayo Burrell salió de la casa de su abuela y la policía de Nueva York lo reportó como una persona desaparecida después de que miembros de la familia informaran que había dejado atrás su teléfono. No está claro cuándo volvió ni en qué condiciones.

Este año ha habido varios crímenes múltiples cometidos por parientes cercanos de las víctimas en Nueva York: en septiembre tres niños murieron ahogados en Coney Island (Brooklyn) y su madre, una mujer con un historial de problemas mentales, fue detenida como sospechosa. Y en octubre, un suicida mató a sus padres y esposa a balazos y luego se disparó a sí mismo en Newstead (NY).

Todos los cargos son meras acusaciones y se presume que las personas procesadas son inocentes hasta que se pruebe su culpabilidad en un tribunal. 

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