El huracán Melissa, de categoría 5, avanza con vientos de 185 millas por hora y amenaza con provocar un colapso total en Jamaica, donde las autoridades advirtieron que “no hay infraestructura que pueda soportar” un fenómeno de esta magnitud. El ojo del ciclón se aproxima lentamente a la isla, generando un clima de pánico y calles vacías en la capital, Kingston.
El primer ministro Andrew Holness declaró que el país hizo “todo lo posible” para prepararse, pero alertó que el desafío será la velocidad de recuperación tras el impacto. El huracán, calificado como el más poderoso en los 174 años de registros meteorológicos, podría causar daños catastróficos y una marejada ciclónica de hasta 13 pies en el sur de la isla.
Según el Centro Nacional de Huracanes (NHC), “es posible un colapso estructural total cerca de la ruta de Melissa”, mientras se reportan deslizamientos de tierra, árboles caídos y cortes de energía en varias provincias. El sistema, con vientos máximos sostenidos de 175 mph, se mueve hacia el norte-noreste a solo 7 mph, una lentitud que agrava su potencial destructivo.
El huracán ya dejó siete muertes en el Caribe, tres en Jamaica, tres en Haití y una en República Dominicana, donde aún hay una persona desaparecida. Las autoridades locales reconocen que la evaluación de daños será lenta y compleja, y advierten sobre el impacto en hospitales costeros, varios de los cuales trasladaron pacientes a pisos superiores como medida de emergencia.
“La población entera puede sentir el impacto de una forma u otra”, declaró Necephor Mghendi, jefe regional de la Cruz Roja Internacional, desde Trinidad y Tobago. Se estima que 1.5 millones de personas se verán afectadas directamente por la tormenta.
A pesar de las órdenes de evacuación, muchos jamaiquinos se niegan a abandonar sus hogares. “No me voy a mover, no creo poder escapar de la muerte”, dijo Roy Brown, residente de Port Royal. Otros, como la pescadora Jennifer Ramdial, aseguran que prefieren quedarse antes que enfrentar las condiciones precarias de los refugios.
Mientras tanto, el gobierno desplegó generadores, alimentos y suministros médicos, con apoyo de la ONU y organizaciones humanitarias. El ministro de Medio Ambiente, Matthew Samuda, pidió a la población racionar el agua, advirtiendo que “cada gota contará” en los próximos días.
El Servicio Meteorológico de Jamaica comparó la amenaza de Melissa con los huracanes María (2017) y Katrina (2005), por su intensidad y trayectoria destructiva. “Lo superaremos juntos”, afirmó su director Evan Thompson, en un mensaje de esperanza ante la inminente devastación.
El fenómeno también se dirige hacia Cuba, donde se han evacuado más de 600,000 personas en provincias como Santiago, Guantánamo y Holguín. Se esperan lluvias de hasta 20 pulgadas y una marejada ciclónica a lo largo de la costa oriental. Posteriormente, Melissa avanzará hacia el sureste de las Bahamas, que ya se encuentran bajo alerta de huracán.