Depresión en adolescentes
La adolescencia, por ser una etapa de transición entre la niñez y la adultez, trae consigo cambios en diferentes ámbitos. Factores sociales y biológicos se conjugan con frecuencia y hacen que el adolescente sea vulnerable a la depresión, un trastorno mental que, según la Organización Mundial de la Salud, afecta a cerca de 300 millones de personas en el mundo.

El jovencito que atraviesa por una depresión muestra síntomas como alteración del apetito, trastornos del sueño, falta de concentración, aislamiento, descuido en la higiene e imagen personal, desmotivación, tristeza e irritabilidad.

“El adolescente está en una edad bastante delicada”, comenta Laura Rivera Matos, neuropsicóloga clínica del Centro Integral de Desarrollo.

Aunque los adultos asuman como normal que el adolescente presente cierto nivel de inestabilidad, no deben subestimar los síntomas. La depresión es un problema de salud que hay que tomar en serio.  


¿POR QUÉ CAEN EN DEPRESIÓN?

Un adolescente podría presentar uno de los síntomas que caracterizan la depresión. Tal vez duerma más de la cuenta, pase todo el día encerrado en su habitación usando videojuegos o se inscriba en un curso y lo abandone. ¿Significa que atraviesa por una depresión? No necesariamente.

La neuropsicóloga Laura Rivera Matos y el psicólogo Blas Valenzuela, especialistas del Centro Integral de Desarrollo (CIDIChildren.com), aclaran que para hacer un diagnóstico de depresión el joven debe presentar varios de los síntomas -no solo uno- durante un período mínimo de dos semanas.

Además, explican, la funcionalidad del menor tiene que verse afectada como consecuencia de las alteraciones que sufre.
“Lo que te indica que hay una depresión es cuando hay un cambio en la actividad”, dice Rivera Matos.

El adolescente pierde el interés en actividades que antes le gustaban y por eso hay una variación en su rutina.

Pero la falta de interés o de motivación, precisa Valenzuela, tiene que darse en las distintas áreas en las que se desenvuelve (la casa, la escuela, el club deportivo, la iglesia...).


Origen

En el trastorno depresivo confluyen e interactúan factores internos y externos.

Rivera Matos (a quien puedes seguir en Instagram como @laurariveramatos) explica que el desequilibrio en neurotransmisores como la serotonina, la noradrenalina o la serotonina, además de la alteración en el sistema de recompensa del cerebro, genera alteraciones en el estado de ánimo y afecta el desempeño en el área social y familiar.
Pero el problema, según Valenzuela, puede evolucionar también en sentido inverso. Cuando el adolescente enfrenta dificultades en el plano social, familiar o personal, se deprime y esto produce un desequilibrio en los neurotransmisores.
¿Qué tipo de dificultades influyen en la depresión del adolescente? La presión social y académica, la dinámica familiar, el duelo, el consumo de sustancias e incluso las redes sociales.

Respecto a la presión social y académica, Valenzuela dice que muchas veces los síntomas depresivos sobrevienen tras la ansiedad que esta causa.

“Las dificultades en el entorno escolar, familiar y hasta laboral pueden llevar a la depresión”, explica. “Cuando mi ambiente laboral y académico está muy cargado, empiezo a presentar ansiedad y de repente viene el bajón”.
La dinámica familiar no es menos importante. “La familia es el primer vínculo de apoyo y cuando no se da una identificación o una mecánica de comunicación abierta, no recibe reconocimiento en su etapa infantil, el niño llega a la adolescencia con ciertas necesidades que no fueron cubiertas”, manifiesta Rivera Matos.

Situaciones estresantes como la pérdida de un ser querido, una mudanza, el divorcio de los padres o irse a vivir a otro país pueden, de igual manera, desencadenar una depresión en el adolescente.

Un factor que se ha sumado en años recientes son las redes sociales. El adolescente puede darles un uso positivo (creando y dando a conocer proyectos en áreas que le apasionen); sin embargo, las redes también se han convertido en un escaparate de estereotipos y estilos de vida que no todos cumplen. Cuando el joven compara su realidad con la que ve en las redes siente que su vida no se corresponde con lo que debería ser. ¿El resultado? Su autoimagen se deteriora y cae en depresión.

El otro peligro de las redes sociales lo constituye el acoso o bullying. Este problema, de acuerdo con la neuropsicóloga, “se incrementa bastante y hace que el adolescente no tenga sentido de pertenencia”. 


¿Se cura?

Ambos especialistas coinciden en que la depresión se cura. Además de la terapia psicológica y, de ser necesario, el tratamiento farmacológico (“En muchos tratamientos conductuales, si la parte química está muy deprimida y no se soluciona, el paciente no mejora”, señala Rivera Matos), el paciente necesita contar con una red de apoyo fuera del contexto profesional.

La familia, que es clave para la recuperación del adolescente, no debe culparse. “Una familia que maneje culpa no ayuda al paciente”, asegura la neuropsicóloga.

A pesar del buen pronóstico, según Valenzuela, el joven que ha padecido depresión tiene riesgo de recaer. Por eso, el paciente debe desarrollar herramientas que lo ayuden a contrarrestarla (conocer situaciones de riesgo, identificar los pensamientos negativos y qué los detona). Finalmente, el psicólogo recomienda hacer a un lado el estigma asociado a las enfermedades mentales. La depresión es una enfermedad y, como cualquier otra, necesita intervención profesional.

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Escrito Por Redacción A
Tuesday, March 13, 2018
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