De acuerdo a la sexóloga, Dora Tobar, la intimidad refiere a algo más que la donación libre del cuerpo físico en los encuentros sexuales.

“Es más, el grado de complementariedad y beneficios de la sexualidad tienen que ver con el grado de intimidad que la pareja ha alcanzado en los diferentes aspectos de su vida. Esto es, con el grado de comunicación, de confianza, de respeto, de trato delicado y con la solidaridad y mutuo apoyo en su convivencia diaria.”

De ahí que, cuando se hablan de problemas sexuales, el primer examen a realizar refiere hacia la intimidad que una pareja tiene en su día a día.

“Por ejemplo, es muy difícil que la esposa se sienta atraída y dispuesta a dar todo de sí en la noche, a un esposo que durante el día no ha hecho más que criticarla u ofenderla, o que la vio cansada y no le dio una mano en las tareas de la casa.”

Para prevenir tales situaciones, existen algunos valores indispensables que deben caracterizar a la intimidad, ante todo. El primero de ello es la aceptación.

Aceptar el que su pareja tenga ciertos defectos y limitaciones, tanto en la parte física como en la parte psicológica o conductual, hace crecer la conexión de intimidad entre ambas partes.

Busque la oportunidad de, pase lo que pase, esa persona es lo más importante en su vida. Escuche sus problemas, muestre interés y preocupación por la manera en que esa persona se siente o piensa.

Aunque este en desacuerdo, y tiene todo el derecho de manifestarlo, su norte siempre será el nunca juzgar lo que piense, crea o sienta el otro.

El segundo valor es la confianza.

Toda pareja no puede hallarse sin la confianza. Pero esta no nace de un día para otro, tal como una planta la confianza es algo que se cultiva y se cuida, día con día.

“Para ello”, asegura la experta “es preciso partir de un acto de fe fundamental: creer que en ningún momento el otro tiene la intención explícita de ofendernos o hacernos daño. Esta actitud de confianza en las buenas intenciones del otro y en su bondad fundamental es decisiva para que se dé una conexión en la pareja”.

El tercero, pero no menos importante, la intimidad necesita de ternura.

Nada como una palabra amorosa o un gesto cariñoso para que la persona sienta en cuerpo y en alma el afecto que hacia ella se propagada.

Una mirada, una caricia, un “te quiero” puede levantarle en cualquier momento el ánimo a cualquier persona.

Despreocúpese de los días especiales, pues el amor no tiene horario ni fecha en el calendario para darse a conocer.

“Otro gesto tierno pueden ser también los “piropos” o frases de halago que, aunque pase el tiempo y el espejo deje ver el deterioro, hagan sentir a nuestra pareja que la seguimos admirando y amando. En fin, el poder de la ternura es tal, que podemos decir que es el mayor y mejor afrodisíaco, no sólo porque motiva a las caricias, sino porque mantiene a la pareja enamorados.”