Aunque mucha gente ha oído hablar del riesgo de insolación, los expertos dicen que el calor extremo puede afectar a casi todas las partes del cuerpo. Esto es lo que debes saber y cómo mantenerte a salvo.
1. Atención a la niebla mental
El calor puede enlentecer el cerebro y reducir el tiempo de reacción, la atención y la memoria, dijo Neha Raukar, médica de urgencias de la Clínica Mayo. Eso puede significar un peor rendimiento en los exámenes, así como tener problemas para concentrarse y ser productivo en el trabajo. El calor puede incluso volver a la gente más irritable y agresiva; los investigadores han observado que se producen más incidentes de ira al volante y delitos violentos cuando suben las temperaturas.
Aunque las razones no están del todo claras, los expertos creen que tu cerebro puede estar más concentrado en mantenerse fresco que en pensar con claridad.
2. Haz un plan para mantenerte fresco
Vencer al calor puede ser un reto que dura todo el día. Si no tienes aire acondicionado, es inteligente tomar medidas como cerrar las cortinas, sumergir los pies en agua fría y envolverte el cuello con una toalla húmeda con hielo picado, dijo Kristie Ebi, epidemióloga climatológica de la Universidad de Washington. Los ventiladores también pueden ser útiles, pero asegúrate de dejar las ventanas abiertas para no convertir tu casa en un horno de convección, añadió.
Si tienes que salir, considera la posibilidad de llevar un paraguas, una botella de agua con hielo y una botella con aerosol, que puedes utilizar para rociarte la piel con agua.
Tomar descansos regularmente en interiores también puede ayudar a prevenir las enfermedades relacionadas con el calor, por lo que Raukar recomienda encontrar lugares cercanos donde refrescarse, como centros comerciales, museos, bibliotecas y cafeterías.
3. Mantén a salvo a niños y ancianos
Las personas mayores son especialmente vulnerables al calor extremo porque el envejecimiento y afecciones como las enfermedades cardiovasculares y la diabetes afectan la capacidad de las personas para regular su temperatura.
El calor puede empeorar estas condiciones. Según estudios publicados en The Lancet Planetary Health, el calor se ha asociado a un mayor riesgo de paros cardiacos, infartos de miocardio y derrames cerebrales, así como a una disminución de la función renal.
Los niños corren un riesgo elevado porque tienden a sobrecalentarse rápidamente y les cuesta más enfriarse, dijo Ebi.
4. Averigua si tus medicamentos aumentan el riesgo
Millones de personas toman medicamentos que las hacen más vulnerables a los efectos del calor extremo. Los medicamentos para afecciones comunes —como alergias, hipertensión, enfermedades renales, hipotiroidismo y diversas enfermedades mentales— pueden mermar la capacidad del organismo para enfriarse.
Algunos medicamentos, como los diuréticos y ciertos antidepresivos, pueden reprimir tu sed y provocar una micción y sudoración más frecuentes. Otros fármacos, como el Benadryl, o difenhidramina, y los estimulantes, pueden hacerte sudar menos y hacer que el cerebro aumente la temperatura corporal.
Pero no debes saltarte dosis de tu medicación recetada sin hablar antes con tu médico, dijo Raukar. En cambio, ella recomienda tomar más precauciones para mantenerte fresco.
5. Come agua
El agua, la leche y el agua de coco son algunas de las mejores opciones para mantenerse hidratado. Pero tu cuerpo obtiene alrededor del 20 por ciento del agua de los alimentos.
Las frutas y verduras crudas, como pepinos, lechuga, apio, tomates, fresas y melones, están entre los alimentos más hidratantes. Y como los expertos aconsejan evitar la estufa y el horno durante las olas de calor, preparar ensaladas, sopas frías y otras recetas sin cocción puede ayudarte a ingerir agua.
Solo asegúrate de evitar el alcohol y limitar el café, porque ambos son deshidratantes, dijo Raukar.
6. Ajusta tu rutina de ejercicio
Hacer ejercicio durante una ola de calor puede ser peligroso. La humedad puede dificultar especialmente la regulación de la temperatura corporal, porque el sudor no se evapora de la piel y no te enfría tan fácilmente. El calor seco, por su parte, puede deshidratarte rápidamente, ralentizando la producción de sudor.
Los expertos dicen que no es necesario que hagas todos tus entrenamientos en interiores. Pero debes hidratarte antes de salir, llevar ropa transpirable y de colores claros, y buscar zonas sombreadas para hacer ejercicio. “Escucha a tu cuerpo”, dijo Raukar, porque el calor extremo puede hacer que tus músculos se acalambren e incluso se rompan.
Piensa también en la hora del día en la que haces ejercicio: mientras que temprano por la mañana puede ser el mejor momento para el calor seco, puede ser el peor momento para hacer ejercicio cuando hay humedad.
7. Refréscate antes de acostarte
La temperatura es uno de los factores más importantes para conseguir un buen descanso nocturno, y los expertos recomiendan mantener tu dormitorio entre 65 y 68 grados Fahrenheit, es decir, de 18 a 20 grados Celsius. El calor extremo puede hacer que sea más difícil conciliar el sueño e incluso mantenerlo, lo que te deja aturdido por la mañana.
Aunque los aparatos de aire acondicionado y los ventiladores pueden ayudar, también puedes mantenerte fresco dándote una ducha fría, rociando las sábanas con agua fría o metiendo la funda de la almohada en el congelador antes de acostarte.